¿Qué es el autismo?
El autismo, también conocido como Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo. Se utiliza el término "espectro" porque los signos y síntomas son diferentes en cada persona, es por ello que dos personas pueden tener el diagnóstico de TEA, pero la sintomatología puede variar.
¿Cuáles son los signos y síntomas del autismo?
Los signos y síntomas del autismo pueden variar significativamente entre niños y adultos, además, pueden presentarse de manera diferente en cada individuo.
En niños:
- Dificultades en la comunicación: Pueden presentar retrasos en el desarrollo del habla, dificultades para iniciar o mantener conversaciones, uso repetitivo del lenguaje y ecolalia (repetición de palabras o frases).
- Dificultades en la interacción social: Pueden tener dificultades para establecer relaciones con sus compañeros, mostrar poco interés en compartir experiencias con otros y tener dificultades para comprender las emociones y señales sociales.
- Comportamientos repetitivos: Pueden participar en comportamientos repetitivos o estereotipados, como balancearse, dar vueltas, alinear objetos o repetir movimientos de manos.
- Intereses restrictivos o específicos: Pueden mostrar un interés intenso en ciertos temas u objetos, y pueden resistirse a cambios en rutinas o entornos familiares.
- Hipersensibilidad o hiposensibilidad sensorial: Pueden tener sensibilidades extremas a la luz, el sonido, el tacto u otros estímulos sensoriales, o pueden mostrar una falta de respuesta a ciertos estímulos.
En adultos:
- Dificultades en la comunicación y la interacción social: Pueden tener dificultades para mantener relaciones sociales significativas, interpretar las emociones de los demás o participar en conversaciones sociales fluidas.
- Comportamientos repetitivos o rutinas estrictas: Pueden mantener rutinas rígidas o participar en comportamientos repetitivos, como seguir un horario preciso todos los días o tener intereses intensos en ciertos temas.
- Dificultades en el ámbito laboral o educativo: Pueden tener dificultades para adaptarse a nuevos entornos laborales o académicos, mantener la concentración en tareas específicas o comunicarse eficazmente en el trabajo o en la escuela.
- Sensibilidades sensoriales: Pueden experimentar hipersensibilidad o hiposensibilidad sensorial, lo que puede afectar su capacidad para funcionar en entornos sensorialmente estimulantes.
Es importante recordar que estos signos y síntomas pueden manifestarse de manera diferente en cada persona con autismo, y algunos individuos pueden presentar sólo algunos de estos signos, mientras que otros pueden experimentar una variedad más amplia. Si hay preocupaciones sobre el desarrollo o el comportamiento de un niño o adulto, es importante buscar una evaluación y diagnóstico por parte de un profesional de la salud calificado.
¿Cuándo solicitar una evaluación para descartar el TEA?
Se recomienda solicitar una evaluación para descartar el Trastorno del Espectro Autista (TEA) si se observan signos o síntomas que sugieran la posibilidad de este trastorno. Algunas señales de alerta incluyen dificultades en la comunicación social, patrones de comportamiento repetitivos o restrictivos, dificultades en la interacción social, retrasos en el desarrollo del habla o la comunicación, sensibilidad sensorial atípica y dificultades en la comprensión de las emociones de los demás. Por ejemplo, si antes de los dos años el niño no responde a su nombre, no hace contacto visual, no sigue instrucciones simples, no balbucea o no emite palabras, si afectan significativamente su funcionamiento diario es importante buscar una evaluación de un profesional con experiencia y especialista en descarte del TEA, para poder obtener un diagnostico certero y oportuno.
¿En qué favorece tener un diagnóstico de autismo?
El TEA no es un enfermedad, sino una condición del desarrollo neurológico. La intervención terapéutica temprana y adecuada es crucial para abordar los desafíos asociados con el TEA y fomentar el desarrollo óptimo del niño.
Es importante tener en cuenta que los niveles de autismo no son estáticos, y con una intervención adecuada, intensiva y constante, el niño puede mejorar en su diagnóstico con el tiempo. Por ejemplo, un niño diagnosticado con un nivel 3 de autismo puede desarrollar sus habilidades y llegar a un nivel 2. Y niños diagnosticados inicialmente con un nivel 2, pueden llegar a un nivel 1.
Recuerden cada caso es diferente.
¿Cuáles son los niveles del autismo?
Criterio diagnóstico según el DSM-5-TR
El DSM-5-TR clasifica el TEA en tres niveles. La designación de nivel para una persona diagnosticada se determina según la gravedad de sus síntomas y, sobre todo, según la cantidad de apoyo que requieran en su día a día.
Dentro de este nivel se encuentran aquellas personas con diagnóstico de TEA que son funcionales. Pueden comunicar sus necesidades de manera oral, tal vez no como una persona de su edad cronológica y en algunos casos puede ser que se expresen con frases preaprendidas.
- En el área de autonomía, teniendo en cuenta la edad cronológica, podrán desplazarse dentro y fuera de casa sin mayor vigilancia.
- A nivel social, contará con cierta limitación para desenvolverse en sociedad en los primeros años de vida, con intervención terapéutica pueden desarrollar habilidades sociales, llegando incluso a tener una pareja.
- A nivel cognitivo, es el grupo de personas que pueden estar incluidas en la escuela y desarrollar una carrera profesional.
En este grupo están las personas que necesitan ayuda notable para desenvolverse en diferentes áreas.
- A nivel de lenguaje, pueden tener lenguaje oral, pero no funcional, por lo que hay que realizar una intervención a este nivel con apoyos visuales que ayuden a la persona a estimular y desarrollar su lenguaje oral de manera funcional y acorde al contexto. Se podrán utilizar sistemas alternativos de comunicación en algunos casos.
- A nivel de autonomía, con un entrenamiento adecuado podrán ser personas autónomas para moverse y desenvolverse en su casa, con mínima supervisión de terceros.
- A nivel social, suelen tener acercamientos en base a sus necesidades, como acercarse a la figura materna para ser alimentados, o para que los cargue porque tienen sueño, o porque desean obtener un objeto.
En determinadas situaciones, pueden mostrar una sonrisa social como respuesta al estímulo ofrecido por otra persona (generalmente personas del entorno del niño), o responder a juegos familiares como “corre que te atrapo”. Cognitivamente, hay cierto nivel (variable en cada persona) de deficiencia. Podrán adquirir conocimientos básicos de comunicación, lenguaje y lógico matemático y algunos necesitarán más apoyos que otros.
En este grupo están las personas que necesitarán considerable apoyo a lo largo de toda su vida en las diferentes áreas.
- En comunicación y lenguaje, necesitarán aprender a utilizar un sistema alternativo como el PECS o a través de un software para comunicar sus necesidades. Este sistema debe ser manejado diariamente por los familiares para lograr su adecuado uso en diferentes contextos.
- En autonomía y habilidades sociales, necesitarán ayuda dentro y fuera de casa. Es crucial desarrollar como prioridad las habilidades de autonomía de la vida diaria en casa, como comer solo, control de esfínteres, cambiarse, etc., siempre considerando la edad cronológica. Por ejemplo, a un niño de tres años no se le debería enseñar a utilizar un cuchillo a la hora de comer.
Antes de iniciar programas cognitivos, que a menudo llevan a la frustración de los padres y los niños, creando conductas inadecuadas y autoagresión como respuesta a la presión externa, se debe tener precaución.
CADA CASO ES DIFERENTE, POR ELLO RECOMENDAMOS TRABAJAR (REALIZAR LA INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA) SIN PENSAR EN EL NIVEL.
Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, manifestado por lo siguiente, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):
- Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional, varían, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
- Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social, varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de comunicación no verbal.
- Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones, varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.
Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, que se manifiestan en dos o más de los siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):
- Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (p. ej., estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).
- Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal (p. ej., gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos alimentos cada día).
- Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (p. ej., fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes).
- Híper o hipo reactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (p. ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).
C. Los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo (pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida).
D. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual.
E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual ( trastorno del desarrollo intelectual) o por retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del espectro del autismo, con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de comorbilidades de un trastorno del espectro del autismo y discapacidad intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de desarrollo.


